Piantado: Loco, demente, soñador, revolucionario…

Corre el año de 98 y tres «piantaos»: un actor (Saúl Lisazo), un ex-futbolista (Mario Favaretto) y un genio de la genética (Ricardo Asch) se juntan en un solo sueño: formar un restaurante argentino alejado del concepto tradicional, nada de imagen de gauchos ni tangueros añorantes.

Un restaurante nuevo, un concepto nuevo:

Se contaba con un espacio interesante, hundido en los jardines de una ex-fábrica papelera venida a centro comercial, de uno de los pocos lugares «alejados» de esta ciudad enorme, enloquecida, igual de piantada que ellos.

Y el ideal, ese sueño loco y maravillosa estaba cerca de concretarse.

Llaman a otro «piantao»: el arquitecto Daniel Kolic (q.e.p.d.), y le encargan el proyecto.

El resultado queda a la vista: cada uno aportó lo mejor de sí mismo y Piantao, después de años de esmerado esfuerzo, es un reconocidísimo ejemplo de la gastronomía y la creatividad argentina, plenamente integradas a este maravilloso país que les abrió cariñosamente sus brazos.

Años que pasaron en continuo crecimiento, en continuo éxito.

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